La lluvia amarilla nos narra los delirios, (nunca mejor dicho) del último habitante de un pueblo en extinción.Con semejante panorama ya nos hacemos una idea aproximada de lo que nos espera: Pura decadencia que raya lo depresivo.
Julio Llamazares, alias “sin tierra”, ha realizado con esta novela un ejercicio reivindicativo, acerca del abandono y extinción de un pueblo, queriendo dar la impresión de que bien podría ser el “suyo”. Esto no deja de tener cierta carga irónica, bien sabido que desde hace un tiempo pertenece a la “élite” intelectual de Madrid.
En cualquier caso, ha conseguido algo que parecía difícil de alcanzar. El relato “casi" corto. Digo esto porque no se sabe a ciencia cierta con que propósito está escrito el libro. Pueden haberse dado dos opciones.
- La primera es que, el autor comenzase con la idea de escribir un relato corto, y poco a poco fue alimentándose su ego hasta escribir algo mas largo.
- La segunda opción es que con el trascurrir de los capítulos, el autor se deprimiese con la historia que estaba narrando y decidiese darle fin.
En cualquier caso, es un libro que hay que leer de una sentada porque no invita a cogerlo una segunda vez. Lo digo en serio. Tomadlo con vosotros para un largo viaje en tren o una tarde de aburrimiento atroz, porque esta obra es capaz de sacar las peores emociones de uno mismo. Es uno de esos libros que terminas por el simple hecho de que dejarlo inconcluso es una afrenta personal. Lo lees y te quedas frío.
Deprime mucho más que entretiene.
Conclusión: Deprimente. 1.4/5.0
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